Tanto para realizar las pruebas manuales como para las pruebas automáticas funcionales o de rendimiento, el sistema bajo prueba ha de contener unos datos iniciales. Estos datos pueden dividirse en datos de configuración, necesarios para que el sistema pueda funcionar y datos de negocio, que son aquellos que se van añadiendo a la base de datos durante el uso natural de la aplicación.
Gestionarlos correctamente reforzará la calidad de nuestros entornos no productivos, permitiendo resultados más completos de las pruebas funcionales (manuales y automáticas), de rendimiento, UAT, demos, etc.